Deriva patagónica

La deriva, «una técnica de paso ininterrumpido a través de ambientes diversos», debe entenderse como una manera de aproximación a la realidad que pone en crisis los modelos de reconocimiento analíticos a través de la utilización de operaciones como la analogía, la trasposición, la fragmentación, el collage, etc.
Constituye una experiencia concreta en el territorio basada en recorridos reales y virtuales (viaje, google, mapas, planos, textos), que no se limita al registro o relevamiento de los lugares, sino a la construcción activa de situaciones nuevas de aproximación y comprensión que parten desde la subjetividad hacia la construcción de nuevas lecturas del paisaje que puedan ser objetivadas y socializadas.
Obliga a cambiar nuestra manera de ver y entender el territorio y constituye una herramienta de cuestionamiento a la interpretación clásica que descompone la ciudad desde diferentes perspectivas: la económico-social, la morfológica, la de los flujos, etc.
Se trata de sumergirse en el territorio y reconocer sus paisajes. De investigar las ciudades y de pensar cómo como fueron, como podrían haber sido y como deberían ser, de descubrir su complejidad y sus relaciones, sus llenos y sus vacíos; los archipiélagos territoriales donde se desarrolla la vida. Se trata de construir una nueva abstracción sobre la ocupación humana del territorio y sus arquitecturas.
La deriva debería producir una lectura geográfica —psicogeográfica, diría Debord— de la Patagonia y de alguna manera comprender cuáles han sido los modos de ocupación del territorio a lo largo del tiempo.
La deriva debería aproximarnos a las potencialidades latentes de El Calafate y el Chaltén, a reconocer las actividades y la forma de vida de sus habitantes, sus especificidades locales, los vacíos, las infraestructuras, el sistema de conectividades.
El resultado, debería ser una serie de documentaciones (con dibujos, trazados, escritos, imágenes) que sintetice la exploración desarrollada. Debería ser una primera aproximación al territorio, un «disparador» para —a partir de ahí— comenzar a imaginar los posibles escenarios de transformación.

Fecha de entrega: lunes 5 de mayo